Implementar calidad significa analizar el contexto, definir una estrategia, estandarizar los procesos y medir el desempeño. Como consecuencia, da estabilidad a la empresa y mejora su control. Asegura el alineamiento con las expectativas de los clientes y evita los costos derivados de correcciones, reclamos, retiradas de producto, stock inadecuado o deteriorado, falta de insumos, personal no cualificado, etc...
ISO 9001 es el estándar de calidad adoptado por más de 2 millones de empresas en el mundo. Da las bases de la implementación de un sistema de gestión de calidad y aporta los pilares para cualquier otra gestión. Habitualmente, al terminar la implementación se contrata una empresa certificadora para obtener un certificado que los clientes reconocen y valoran.
Un consultor especializado realiza un diagnóstico inicial y elabora una propuesta de trabajo a medida. En ese documento se especifican las reuniones necesarias y las actividades a realizar. Un proyecto típico supone unas 70 horas de consultoría.
La empresa puede optar por un presupuesto cerrado o por contratar horas. Todas las empresas son diferentes por eso es imprescindible adaptarnos a sus necesidades y a sus tiempos.
Normalmente, las empresas nombran un focal o persona delegada para coordinar la implementación, aprender el funcionamiento y mantener el sistema. También es posible contratar el servicio de consultoría para el mantenimiento del sistema.
Un proyecto de implementación para una pequeña empresa puede suponer una inversión de 2.000.000 ARS. A este costo, si se desea certificar, habría que añadir entorno a 2.300.000 ARS por la contratación de la empresa certificadora, (dependiendo del tamaño de la empresa y de la certificadora elegida). Para una referencia más amplia puedes ver el siguiente artículo publicado en la revista Noticias: El precio de la calidad | Noticias
El punto de partida es entender los requisitos y expectativas de todas las partes interesadas y después analizar el contexto de la empresa. Entenderemos cómo la afectan la competencia, la normativa, los cambios políticos, los asuntos gremiales... Esto nos ayudará a componer nuestra estrategia.
Seguidamente, la Dirección define su visión, su misión, sus valores, su política y sus objetivos. Esta declaración es muy importante porque sienta las bases que guiarán toda la implementación. La Política deberá comunicarse a todo el personal, a los proveedores críticos y también será una carta de presentación ante los clientes.
Se elabora un mapa de procesos que muestra el funcionamiento de la empresa de forma esquemática. Luego, los procesos críticos se relevan y documentan en forma de procedimientos. En el proceso se identifican opciones de mejora y posibles automatizaciones.
Los procesos críticos deben ser medidos, por eso se diseñan indicadores que permitan evaluar su mejora o deterioro. Es una herramienta muy poderosa que mejora considerablemente el control de la gestión.
La puesta en funcionamiento del sistema puede requerir capacitar al personal, recabar información o completar registros. El consultor acompaña a la empresa en esta tarea, vigilando que todos los puntos sean completados antes de iniciar el proceso de evaluación.
En esta etapa necesitamos obtener datos confiables que nos muestren el estado del sistema; se implementan procesos de evaluación de satisfacción del cliente y de evaluación de proveedores, se revisan los indicadores y, finalmente, se hace una auditoría interna.
El paso anterior permite a la Dirección comprobar si se están consiguiendo los objetivos y conocer el desempeño de los procesos. Por tanto, podrá tomar decisiones para ajustar los recursos o corregir el rumbo. El ciclo completo se repetirá de manera continua, haciendo madurar el sistema e incrementar los beneficios de su implementación.